Hace una semana se realizó el conversatorio sobre “El legado musical de la Biblioteca Nacional del Perú”, donde participaron José Manuel Izquierdo, Zoila Vega y Ricardo Rojas, especialistas en musicología que compartieron sus investigaciones y dialogaron sobre la importancia de la investigación para construir la memoria musical del país y toda Latinoamérica.
A propósito del evento, se conversó con José Manuel Izquierdo König, quien nos contó un poco más sobre la importancia del estudio del compositor de nuestra Canción Nacional, José Bernardo Alzedo, además de reconocerlo como “la figura clave de la música peruana de la transición de la colonia a la independencia”.
- 1. ¿Qué te motivó a estudiar al compositor José Bernardo Alzedo?
La carrera de Alzedo en Chile cubrió 40 años de su vida (de 1823 a 1863) y en ese intervalo fue el compositor quizás más relevante en el país; cuando quise empezar a estudiar música del siglo XIX, hacia el 2007, la figura de Alzedo comenzó a aparecer como una opción interesante. Además, yo estaba ayudando con el Archivo de la Catedral de Santiago, entonces había contactos.
- 2. ¿Es difícil estudiar a un personaje como Alzedo? ¿Por qué?
- Sí, los compositores del siglo XIX son particularmente difíciles, porque sabemos tan poco de ellos. Además, hay pocas fuentes, no tenemos obras completas, casi no tenemos fechas de las obras, menos aún cartas personales. Todo eso es claramente al mismo tiempo una dificultad y un reto, pues cuando logramos hacer cuadrar una pieza todo parece tomar sentido, y ese es un momento muy grato en una investigación. Tratar de entender a la persona detrás, sus intenciones, sus ideas.
- 3. Dentro del conversatorio sobre música presentado en la Biblioteca Nacional del Perú, mencionaste que Alzedo fue un “revolucionario” para su tiempo, ¿cuéntanos por qué?
- La mayoría de la música de tiempos de Alzedo, en América Latina, suena bastante clásica: el lenguaje de Mozart o Haydn, y Alzedo también suena así en las que yo considero son de sus primeras obras. Pero en algún punto su estilo empieza a cambiar: toma decisiones más arriesgadas, se involucra de manera más innovadora con los textos, comienza a escribir también en un lenguaje nuevo, más romántico. Si consideramos que romanticismo es cuando podemos escuchar realmente a la persona del artista, con sus preocupaciones y emociones, y no una emoción estandarizada que podría ser proyectable a cualquier individuo, entonces creo que Alzedo es realmente uno de los primeros —sino el primer— compositor verdaderamente romántico de América Latina.
- 4. ¿Consideras a nuestro Himno Nacional, todo un compromiso en la lucha emancipadora? ¿Crees que José Bernardo Alzedo profesa un “ideal libertario” a través de sus composiciones?
Es difícil decirlo. Ciertamente Alzedo compuso mucha música patriótica, desde la más “oficial” (como himnos a presidentes de turno), hasta la más personal (como una canción de “despedida de las chilenas al Ejército Libertador”). Y su himno hace parte de este universo amplio de canciones patrióticas. Es una pieza muy personal, con una lectura del texto bastante creativa, y toma decisiones políticas en él. Por ejemplo, en el debate que había hacia 1821 de si Francia y su revolución debía ser una influencia sobre el proceso de la Independencia, Alzedo cita directamente la Marsellesa en el himno, tomando entonces una posición clara al respecto. De nuevo, esto es muy romántico: el artista se pone a sí mismo, con sus convicciones, en su obra, de un modo explícitamente personal. Es algo que no hacen ni Ximénez, ni los Filomeno, ni ninguno de sus contemporáneos en Perú.
- 5. ¿Por qué es importante conocer la música de José Bernardo Alzedo?
- En primer lugar, porque es —con Pedro Ximénez Abrill—, la figura clave de la música peruana de la transición de la colonia a la independencia. Antes de él tenemos que ir hasta personajes como Orejón y Aparicio en 1760, y después hasta Valle Riestra, entonces Alzedo es un autor clave. Y, por otro lado, porque considero que una vez que entendemos su estética —profundamente influenciada por Rossini— aprendemos a apreciar a un artista original. Ya Robert Stevenson, gran musicólogo norteamericano, dijo que Alzedo sea probablemente el autor más importante de mediados de siglo XIX en América Latina, cuya música sacra no tiene nada que envidiarle a la música sacra de la época en Europa.
- 6. ¿Piensas continuar trabajando el legado musical de Alzedo o sientes que hay otro “revolucionario” más por descubrir?
- Ambas cosas. Mi interés es poder entender comparativamente a toda la generación de compositores de la época de Alzedo, que nacieron durante la colonia y les tocó vivir la transición a las repúblicas; a Alzedo siempre le tendré cariño y lo sigo investigando, pero también trato de entender a otras figuras del periodo. Melchor Tapia necesita mucho más trabajo, así como los hermanos Filomeno. También sabemos muy poco sobre el contexto de la época en términos culturales, así que hay mucho trabajo.
- 7. ¿Qué tipo de fuentes fueron las utilizadas para realizar tu trabajo sobre el compositor? ¿Cuáles fueron los lugares que visitaste para lograr tener acceso a ellas?
- Mi trabajo es de historia cultural, así que mis tipos de fuente son partituras y documentos que permitan entender datos de la cultura de la época: principalmente prensa y documentos de instituciones (cabildos, arzobispados). Y en cuanto a lugares: Perú, Chile, Bolivia, Argentina, Brasil, diversos archivos y colecciones en Europa y Estados Unidos también. La documentación latinoamericana del siglo XIX (y particularmente la peruana) se encuentra muy dispersa por el mundo lamentablemente, pero esto está cambiando con la era digital. El Comercio del siglo XIX está digitalizado parcialmente por una institución norteamericana (aunque debe pagarse el acceso), y los periódicos digitales son hoy una revolución: buscando por “palabras clave” uno puede encontrar lo que busca en lugares que jamás hubiese pensado. A Alzedo lo he encontrado en debates sobre política o comercio donde jamás hubiese pensado buscar cuando había que leer los diarios completos, como antes, así que todo el tema de las fuentes está cambiando mucho.
- 8. Y desde aquella vez que visitaste la Biblioteca Nacional hasta ahora, ¿qué nueva percepción te llevas? ¿Sientes que ha mejorado el acceso a las colecciones de partituras musicales?
- El cambio ha sido radical! Entonces solo había 22 partituras catalogadas online y algunas pocas más en fichero en papel, al fondo de la sala de libros raros. Lo de Alzedo no tenía un inventario y hubo que realizar gestiones binacionales para poder consultarlo. Ahora el camino está abierto a cientos de colecciones y, como en otros países, a su digitalización y divulgación online… La colección de manuscritos del siglo XIX, antes guardada en cajas, comienza a estar disponible gracias a la gestión y amabilidad de los responsables de las colecciones, y eso es un triunfo enorme. Es un cambio importante: de la Biblioteca como guardiana (que no debe dejar de serlo), a un servicio que va más allá de los libros. Se retroalimenta la gestión y la investigación: lo que escribo sobre Alzedo —y que ahora cualquiera puede saberlo por artículos y libros de uno— no hubiese podido saberlo ni entenderlo sin ese acceso. La información, las opiniones, no existirían. Los conciertos que se han dado estos cinco últimos años no existirían. Entonces saber ahora que ya van varios miles de partituras catalogadas, y que el acceso cuidadoso y profesional está garantizado, es un salto cuántico.
- 9. A pesar de los pocos recursos asignados al sector Cultura en la región, es importante reconocer que existen muchos esfuerzos para la protección y difusión del patrimonio musical. Bajo esa premisa y desde tu experiencia ¿qué nos queda por hacer?
Varias cosas, claro está, pero creo que principalmente dos: cambiar la mentalidad, de una de puertas cerradas a una de diálogo activo entre investigadores y archivos públicos; y lo segundo es la conexión global y regional mediante fuentes como los medios digitales y los intercambios de información y bases de datos. Yo hoy, desde mi computador en Lima o en Santiago, puedo hacer una investigación completa sobre Beethoven porque todas sus cartas, bocetos, partituras y apuntes están disponibles online, en alta calidad; al fin y al cabo, es patrimonio de toda la humanidad. En la medida en que tengamos lo mismo con nuestras músicas, nuestra cultura en el sentido más amplio, igualmente podremos generar el valor de lo nuestro, de nuestro patrimonio. Ojalá cada vez con menos nacionalismo y mayor interés por poner nuestra cultura como un valor de la memoria cultural del mundo entero.