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Las sufragistas

Por el derecho de ser ciudadanas en el Perú

Por el derecho de ser ciudadanas en el Perú

Publicado: 2018-03-10

El 8 de marzo es más que una simple efeméride, es un día que nos exige reflexión acerca del papel que desempeña la mujer en el mundo y en qué situación están sus derechos, en especial porque aún estamos en lucha constante por lograr una sociedad más igualitaria. 

Luego de intensas batallas, hoy en día se puede ver un importante número de mujeres ejerciendo sus derechos ciudadanos, con una participación más activa en política, en diferentes rubros y ámbitos del Estado. Sin embargo, aún no se logra reducir significativamente los índices de feminicidios, de brechas salariales o simplemente de tener un trato más justo en muchos espacios.

Nuestro país fue el penúltimo país de América Latina (antes de Paraguay) en integrarse a una democracia que admitía a las mujeres como seres con capacidad de sufragar, es un deber ciudadano recordar y reflexionar sobre esa larga lucha de reivindicación femenina. En este proceso histórico, fue un hito importante la promulgación de la Ley N° 12391 que otorgó el voto femenino a la mujer peruana durante el gobierno del presidente Odría en 1955, gestado desde cerca de 1930 por las primeras precursoras: María Jesús Alvarado, Adela Montesinos, Magda Portal, Zoila Aurora Cáceres y Elvira García y García, entre otras destacadas mujeres.

Más allá de la posición de la clase política dirigente, la participación y el protagonismo del movimiento obrero y anarquista, es importante reconocer el gran aporte del movimiento feminista que para la primera década del siglo XX ya había tendido raíces en América Latina, así como sus manifestaciones a través de la prensa, revistas y semanarios que se ofrecieron de tribuna para circular y difundir las reivindicaciones de otros movimientos que expusieron públicamente la lucha por el voto de la mujer.

A la par de todo ello, se sumó el apoyo de los debates públicos, congresos y espacios en los que se puso en discusión la igualdad de derechos para uno y otro sexo como la “Asociación Panamericana para la Promoción de la Mujer” (1922), la “Comisión Interamericana de Mujeres (1928), la “V Conferencia Panamericana de Santiago de Chile” (1923), la “Conferencia de La Habana (1928) y la Conferencia Panamericana en Uruguay (1931)”.

En 1905, en el Perú, Zoila Aurora Cáceres fundó el Centro Social de Señoras, para promover la educación femenina; años siguientes dirigió una intensa batalla para dar conocer la necesidad del derecho al sufragio de la mujer a través de diarios como: “El Comercio”, “El Ateneo” y “La Crónica” bajo el distintivo de “Evangelina”.

Para 1911, la destacada educadora y dirigente, María Jesús Alvarado planteó en una conferencia en la Sociedad Geográfica de Lima, la necesidad de otorgar igualdad de derechos civiles y políticos a las mujeres y en 1914 fundó “Evolución Femenina”, considerada como la primera organización feminista en el Perú, donde se propuso como eje central la igualdad de derechos en todos los espacios políticos, pasando por lo educativo, lo laboral y lo intelectual. Gracias a la intensa lucha, esta institución se logró que la Cámara de Diputados aceptara el ingreso de las mujeres a las Sociedades de Beneficencia (1915), y luego en 1922, en la Cámara de Senadores.

Pero fue la segunda organización feminista, constituida en 1924, por decisión de Zoila Aurora Cáceres, quien promovió activamente la lucha por el sufragio, incluso y a pesar de encontrarse en un contexto limitado a atender la oposición al presidente Augusto B. Leguía, fue respondida con represión, en especial porque su lucha era identificada con las demandas populares. En este negativo escenario, en 1924 se encarceló y deportó a María J. Alvarado hasta 1936 en Argentina, provocando un duro golpe al movimiento feminista de la época.

A pesar de las condiciones desfavorables, en 1930, Zoila Aurora Cáceres volvió al Perú y resucitó el “Feminismo peruano” bajo sus principios fundadores y amplio la discusión política que estaba polarizada entre lo oligárquico – terrateniente y los movimientos sindicales. Contexto que permitió debatir coyunturalmente el sufragio femenino en la Asamblea Constituyente (1932).

Fueron muchos los esfuerzos, pero el Parlamento se resistió y negó el voto femenino y el de los analfabetos; los apristas defendieron el voto calificado, es decir, sólo a las mujeres con vínculo laboral; y los socialistas, como Alberto Arca Parró, sostuvieron un voto femenino irrestricto. Posteriormente, la Constitución de 1933 concedió el voto municipal a las mujeres, el cual se ejecutó hasta 1963.

Fueron cerca de 25 años de oscurantismo civil para las mujeres, porque ninguno de los gobiernos que le sucedieron tales como: Sánchez Cerro (1931). Oscar R. Benavides (1936), Manuel Prado (1939) y José Luis Bustamante Rivero (1945), defendió la idea de formalizar y aceptar a las mujeres como ciudadanas de primera categoría. No fue hasta caer en una coyuntura de reelección del general Manuel Apolinario Odría, quien otorga el voto femenino un 7 de septiembre de 1955, con la Ley N° 12391, que facultaba el derecho de sufragio a las mujeres mayores de 21 años que supieran leer y escribir o a las casadas mayores de 18 años con el mismo requisito.

Estos importantes hechos generaron un progresivo incremento en la población femenina para ejercer este derecho. Sin embargo, un cambio radical se obtuvo gracias a la Constitución Política de 1979 en la que se formalizó el sufragio universal, pero la incorporación de cuotas efectivas de participación política para la mujer se hizo práctica hasta 1990.

Han pasado más de 60 años, desde que la primera peruana emitiera su voto en un proceso electoral general y los cambios han sido importantes. Por esa razón y en memoria de ese importante logro, debemos recuperar sus historias y su espíritu reivindicativo.

Pero, como hubiese dicho Simone de Beauvior: 

“Mientras no se haga realidad una perfecta igualdad económica en la sociedad, y mientras las costumbres permitan a la mujer disfrutar como esposa y amante de los privilegios que corresponden a algunos hombres, el sueño de un éxito pasivo se mantendrá, frenando su propia realización", 

Las mujeres aún no tenemos nada que celebrar...


Escrito por

Laura Martinez Silva

Historiadora y gestora cultural. Amante de los libros y del Perú. @lauradenoves1


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